Las uñas ya estaban rotas. Su maquillaje se había corrido. Su pelo estaba todo despeinado. De todas formas salió a buscarlo. Hacía frio, pero sin embargo abajo del tapado estaba desnuda. Un auto la mojó y lucia aún peor. Siguió corriendo, buscandolo. ¿A quién?, ni ella sabía. Solo corría y estaba feliz de hacerlo. Estaba empezando a nevar y no era esa su ciudad. No la conocía, pero ella corría. Estaba contenta. Sentía como la libertad se apoderaba de sus pies y la hacía volar. Fue así como escapó, en esa ciudad desconocida, persiguiendo a alguien desconocido, que todavía no había conocido. El frío casi ni se sentía. La estrellas eran distintas. Otro cielo, otras nubes, otro aire. Otras personas. La miraban, pero ella no estaba loca. Estaba feliz.