31/8/09
Uno pelea, lo tiran se levanta, y sigue. Porque para eso estamos, la supuesta fuerza que adquirimos en algún momento, es la consecuencia de llantos, peleas y angustias. Cuando las mareas se calman, nos estabilizamos, todos dicen que después que llovio paró, siempre. No sé si es tan asi, vengo de muchos chaparrones desde que ví la luz del sanatorio. Golpe tras golpe, segundos de paz, y otro golpe. Me calmo me levantó y otro golpe. Vivo golpeada, y eso creo que es una buena razón para estar triste, porque... ¿A quien le gusta vivir a los golpes?, uno dice... doy lo mejor, doy lo que tengo, doy lo que puedo y sin embargo, siempre algo mal sale. Un equilibrio siempre cuesta trabajo, pero... vamos amigo, dame una mano y ayudame a encontrarlo. Me choco con personas que lo único que logran es desestabilizarme. No tengo amigos, o quizá si, no lo sé, no se lo que significa amistad, porque nisiquiera yo soy buena amiga. Si no soy, es otra persona que tiene problemas, y me los transmite, y me complica y me hace sentir mal, y otra vez... ese nudo en la panza que ya es parte de la familia. Mi tos frenética que no para cuando estoy nerviosa, y mi típica falta de aire para hablar. Sin contar mis ojos tristes. En algún momento se que todo se va a calmar. Y que todo lo que doy y arriesgo por los demás se me va a devolver, supongo, espero. Aunque ya no espero nada de nadie.
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